Por lo general vivimos en un mundo de carreras, lleno de estrés que no para, y sigue inflingiendo daños, física, emocional y mentalmente. Esto nos va a producir un bajo rendimiento de nuestras acciones del trabajo y exigencias que nos piden. Existen métodos para manejar el estrés, tales como eliminar o midificar factores que lo produzcan, existen maneras de manejarlas para así no afectar el rendimiento de nuestras labores, se debe saber manejarlas ya que si no se trabajan en ellas nos llevan a un desgaste mayor y crea desmotivación.

Debemos tener una buena administración del tiempo, así evitamos los golpes repentinos del estrés, debemos saber que nada es perfecto y que no todo nos va a salir como nosotros lo deseamos, entender la realidad de la situación nos abre un mejor panorama acerca del problema que se pueda estar generando. Crear una misión con pocas metas, alcanzables para empezar, que nos ayuden a generar cambios positivos entorno al ambiente en el que vivimos, en el trabajo es un buen lugar para aplicarse. Se deben aplicar con inteligencia,puntualidad, asistencia y llegar a un buen equilibrio entre la vida personal y del trabajo.
Los hábitos que cultivemos día a día en nuestro trabajo nos puede ser de gran apoyo, para llevar conflictos y que así no se genere mucho estrés acumulado, sabiéndolo eliminar con prácticas anti-estresantes que nos ayuden a un correcto funcionamiento de nosotros mismos, evitar situaciones que lo provoquen y si debemos afrontarlas, que sea de la manera adecuada, intentando liberar el mayor estrés posible. Procurarse poner metas a corto plazo pueden generar satisfacción y mejor rendimiento, lo que produce que el estrés baje y así mejorar la calidad de trabajo.
Bibliografía
Andrew J. DuBrin. (2008). Relaciones Humanas. Estado de México: Pearson Educación.
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